Dos pájaros de un tiro: el “pak” de Obama

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El gobierno estadounidense denominó su intervención en la zona de Pakistán y Afganistán como un operativo digno de Rambo: “Afpak”. En su desesperado intento por avanzar hacia una necesaria guerra en Asia Central, el Tío Sam envía tropas, manipula la opinión publica a través de los medios (tal como lo hizo antes de su invasión a Irak), designa presupuesto para la intervención en la zona y facilita el escenario para un golpe de estado y la instalación de otro gobierno títere del imperialismo.

Los argumentos de que es posible que los pastunes se apoderen de armas nucleares pakistaníes para atacar a occidente y de que el gobierno pakistaní brinda refugio a los talibanes son más que suficientes para justificar las masacres que se suceden desde agosto de 2008 que causaron la muerte de miles de civiles.

La clara intención de avanzar a través de Pakistán hacia Afganistán y clavar allí (en la rica zona petrolera de Asia) las banderas del nuevo enclave norteamericano, acrecienta la violencia y el sufrimiento del pueblo pakistaní que tendrá que luchar, como lo ha hecho anteriormente con otras hienas (Inglaterra y Francia, entre otros…) por liberarse del lastre del Tío Sam…

Esta vez no nos bajan, sino que nos suben la caña

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El bum sojero parece haber cumplido cierto ciclo para la burguesía agraria que cegada por su avaricia no pudo ver que su socio número uno, el estado, le estaba tendiendo una mano con la Resolución 125 para lo que se avecinaba. Pero este socio incondicional, que se jacta de llevar adelante un proyecto “nacional y popular”, continúa apoyando con constantes subsidios, que siempre salen de nuestros bolsillos, cada una de sus interesadas iniciativas.

La creación de biocombustibles no está exenta del daño ambiental producido por la plantación de soja. No sólo eso: también produce un alza en el precio de los alimentos relacionados con su producción. Prácticamente, con este nuevo proyecto poco nacional y menos popular, no hacen más que sacarnos la comida de la boca. Completita, completita, la nueva propuesta también incluye a los monopolios del petróleo…

Pero para que no haya resentidos ni celosos, la burocracia sindical está lista para dar una manito a la causa capitalista: ya no cumpliendo con los mandatos para los cuales fueron elegidos, sino formando parte de la mismísima burguesía. Dejan de cumplir el papel de representantes de los trabajadores para ser parte de los patrones que nos explotan, muy funcional para frenar las luchas que comienzan frente a la crisis.

Los trabajadores debemos responder con una mayor organización, elevando nuestra protesta, continuando la lucha contra todos estos atropellos a los cuales somos sometidos a diario. ¡Que la crisis burguesa la pague la burguesía!