Partido Revolucionario de los Trabajadores
Por la Revolución Obrera, Latinoamericana y Socialista "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución" (Ernesto Guevara)

Imprime esta página - Tamaño de texto + / - Editorial - Octubre - Diciembre 2015

EDITORIAL Nº 68

Para comprender cómo estamos en el país debemos partir de una caracterización ¿en qué situación se encuentra el capitalismo más allá de su crisis? Estamos en una etapa de predominio del CAPITAL FINANCIERO y a su dominio en lo económico le corresponde el FASCISMO EN LO POLÍTICO. De allí que nuestro país no sea una excepción a la regla y que los resultados de las elecciones hayan terminado de entronizar en el gobierno a su más fiel representante, el que mejor expresa no sólo los intereses de SU clase, sino la ideología acorde con esos intereses en esta etapa histórica.

Pasaron las elecciones, el ballotage y los candidatos. Hemos salido de la encrucijada en que dos sectores de la burguesía dejaron embretado al pueblo para que dirima sus internas: uno, conformado por algunos bancos y los industriales y otro integrado por la oligarquía de la bosta, el partido militar y también algunos bancos. Ambas opciones, si bien muy parecidas entre ellas, porque ninguna era representativa de los intereses populares, tenían diferencias que pocos vieron: mientras uno no tiene base de sustentación propia, se apoyó en el aparato prestado del Partido Radical y contó con volátiles votos castigo; el otro tenía una base propia, el heterogéneo peronismo que podía condicionar sus acciones desde adentro, especialmente.

Así, entre trascendidos y conspiraciones, llegamos al resultado final: un presidente que asume con 214 causas judiciales abiertas, algo nunca visto en la historia del país. ¡Hasta para ser presidente de una cooperadora escolar no se puede ni tener causas abiertas ni figurar en el VERAZ! Sin embargo, el saliente gobierno de Fernández de Kirchner no hizo absolutamente nada para impugnar la candidatura del procesado Macri. Quizás éste sea uno de los puntos donde comienzan a atravesarse algunos de esos trascendidos: que el “recambio” contaba con el aval de la ex presidente y sus acólitos quienes habrían cortado todos los recursos a sus bases para impedirles que hagan campaña por Scioli. Lo cierto es que sólo la base peronista da fe de ello, sin mediar más denuncias que las de boca en boca y con algunas situaciones que permiten deducir cuánto hay de cierto en el rumor: no hubo volantes pomposamente impresos, sino modestos e ingeniosos volantes escritos a mano, fotocopiados y realizados por un amplio sector peronista que no ocupa cargos en ministerios, una suerte de autoconvocatoria inorgánica y sin línea, a tientas y llena de voluntarismo, buenas intenciones y con una plena convicción que los movió: un rotundo y convencido NO a Macri. Más unidos por el espanto que por el amor a Scioli tocaron timbres, repartieron volantes casa por casa, pusieron mesitas en todas las esquinas que pudieron, sostuvieron una feroz y fanatizada campaña en las redes sociales, se autoconvocaron en plazas y paseos públicos y apelaron al ingenio criollo que sabe mucho más que grandes empresas encuestadoras. Y si bien el “boicot” oficial no pasó de los trascendidos, es sugestivo que un medio oficial como Télam haya realizado una publicación confusa intentando desarmar la autoconvocatoria a las plazas el 14 de noviembre. Efectivamente, mientras que con hora 6:55 un enorme titular anunciaba “Plazas de todo el país serán hoy punto de encuentro en apoyo a Scioli y Zannini”, apenas seis horas después, a las 12:45, daba un viraje de 180º y titulaba, también en gran molde: “En solidaridad con el pueblo francés, suspendieron la convocatoria de esta tarde al obelisco”, una mentira que no pudo sostener en los hechos: la convocatoria en los espacios públicos no sólo se concretó en el Obelisco, sino en plazas de todo el país, ahí donde hubiera peronistas decididos a sostener el no a Macri. Y no sólo peronistas hubo…

También fue confuso el resultado del ballotage y las publicaciones en Twiter del Director Nacional Electoral, Alejandro Tullio, quien primero publicó un listado con los resultados generales donde la diferencia más sorprendente se encontraba en Córdoba. Allí se le adjudicaban 835.958 votos a Scioli pero, apenas un par de días después, la cifra cambiaba a 616.002… Muchos esperanzados peronistas abrigaban el sueño de que la primera publicación quedara estable, dado que fue emitida hasta con logo de la Cámara Nacional Electoral, sin embargo, el balde de agua fría llegó para imponerse: por apenas un 2,68% ganaba Macri. Y, cual había pasado en la campaña electoral, surgieron “veedores” no buscados: peronistas que comenzaron a mirar telegrama por telegrama de los publicados en la web y a marcar las inconsistencias de los resultados oficiales, otra cosa con la que no contaba la dirigencia: esa dedicación nunca vista en otras elecciones para desentrañar lo que nunca dejó de olerles muy mal, muy mal…

De todas estas versiones, rumores y “confusiones” quedan algunas cosas para preguntarse: ¿Cuánto habrá de verdad en que un sector del peronismo apostaba a que ganara Macri a como diera lugar? ¿Será cierto que esperaban que la diferencia entre él y Scioli fuera abismal y no ajustada como realmente terminó siendo? ¿Será verdad que ante la autoconvocatoria de todos los sectores peronistas se vieron obligados a hacer fraude para sostener el “acuerdo”? ¿Existió tal acuerdo al mejor estilo Pacto de Olivos o simplemente fueron planes del sector de la administración saliente para “resurgir” como el ave fénix en 2019 por encima de otros sectores peronistas? ¿Por qué Scioli se dio por derrotado con apenas un 30% de los votos escrutados? ¿Por qué, días después y ante el mal olor creciente salió a “aclarar” que lo hizo así porque quería evitar “violencia”? ¿De qué “violencia” hablaba Scioli…? Pese a que es probable que las respuestas a estas preguntas no nos lleguen nunca, el resultado final y oficial aplastó a los desconfiados y sólo bajó el volumen de sus voces que, hasta el cierre de estas líneas, continúan y se expresan en la feroz puja por la dirección del Partido Justicialista.

Desde aquel Pacto de Olivos se cambió el sistema de cálculo de porcentajes: antes se hacía sobre el total del padrón electoral, pero desde la Reforma de la Constitución se hace sobre el total de los votos EMITIDOS, una linda manera de OCULTAR no sólo la masa que no va a votar, sino de abultar los porcentajes de “representatividad” de cualquier ganador. Legalmente NOS MIENTEN: sobre un padrón de 32.064.384 de personas habilitadas para votar, Macri sacó exactamente un 40,64% de votos. Considerando que ese porcentaje se ve engrosado por una buena porción de votos fluctuantes, por no decir prestados, ese porcentaje disminuirá en la medida en que siga como arrancó (mal), será cuando sus propios seguidores huyan espantados ante cada medida impopular que tome. Tratamos de poner en evidencia CUÁL ES EL VERDADERO CONSENSO que tiene para imponer su política abiertamente liberal, la del fascismo en la etapa de predominio del capital financiero. Con todas estas consideraciones, estimamos que, pese al espanto que produce en más de uno verlo bailando ordinariamente en los balcones de la Casa Rosada, Macri asume con debilidad.

Y esa debilidad no es menor, sino el reflejo de una mayoría popular que rechaza sus políticas tanto como rechazó la soberbia de Cristina Fernández y su séquito de adulones, ciegos y sordos; la inflación indetenible; la “inseguridad” como política de estado; los negocios turbios y la corrupción; las mentiras y el doble discurso permanente; la usurpación de símbolos y luchas populares como propias de su sector político, cuando no sólo eran históricas y llevadas a cabo durante más de 30 años, sino que nos pertenecen a todos nosotros…

Mucho cansó del gobierno saliente y ese abanico de descontentos se plasmó, sencillamente, en un voto castigo. No se puede decir que por una sola razón fue así, sino que las variables son varias y cada votante tomó algunas de ellas para fundamentar su decisión. Aún si creyéramos en las cifras oficiales, hay un 40,64% que le dijo NO a una manera de hacer política; a una práctica por demás subestimativa del pueblo; a la soberbia; a la falta de sensibilidad ante temas candentes como inundaciones o represión a los originarios en Chaco y Formosa o la desnutrición en Tucumán y otras provincias; a la prepotencia; al autoritarismo; a la permanente práctica de imponer por la fuerza hacia adentro y hacia afuera del gobierno las decisiones oficiales y a desestimar y descalificar las voces críticas tanto internas como externas. Si sumamos estas razones ligadas con lo subjetivo a las estrictamente materiales: techos salariales, Impuesto a las Ganancias sobre los salarios, críticas a la política clientelar sobre planes y subsidios llevadas al paroxismo, corrupción a la vista (Boudou, Lázaro Báez, Jaime, etc.) más el papel canalla de la mayoría de los medios televisivos que durante meses martillaron con todos estos temas, encontraremos los por qué esgrimidos por tantos votantes a la propuesta del “cambiemos” para sumarse. Ante todos estos cuestionamientos, muchos percibieron que la única manera de cambiar, cuando las posibilidades son sólo dos y una de ellas se presenta como supuesta continuidad, era votar al que decía que iba a “cambiar” TODO, aunque se haya cuidado bien de decir que los cambios obrarán en relación directamente proporcional a su fascismo prácticamente confeso e inversamente proporcional a los intereses de los electores.

Varias de estas situaciones enumeradas fueron cuestionadas por algunos sectores del peronismo, pero la mayoría surgieron de dirigentes que no partieron desde un rol emancipador o superador, sino desde lugares puramente conservadores y reaccionarios. Una minoría, al menos por ahora, son los que aspiran a un papel superador de su partido mientras el desplazado oficialismo aún no ha hecho ni un gesto de autocrítica. Hay quienes piden esa autocrítica pública. No seremos nosotros los que le digamos a nadie lo que tiene que hacer, solamente marcamos, como corresponde, las razones que, a simple vista, conforman los cuestionamientos populares que hicieron proletarios y obreros para resolver la encrucijada en que los metió la burguesía para definir su voto. Porque de lo que aquí se trata es de hacernos cargo de lo sucedido: el 40,64% no está integrado sólo por la burguesía y sus descendientes, sino por trabajadores que, de buena fe pero hastiados, también optaron por Macri, nos guste o no, nos indigne o no.

Pero, como nada es ni blanco ni negro puro y así como en abril de 1990 Carlos Menem tenía su “Plaza del SÍ” organizada por Bernardo Neustadt, que le dio oxígeno para avanzar con las privatizaciones de las empresas del estado, Cristina tuvo su propia plaza del sí en una de las movilizaciones más numerosas que se recuerden e inaugurando en la historia una Plaza de Mayo repleta como despedida de un mandatario. Este hecho tampoco puede analizarse desde un solo punto de vista, sino desde varios, dado que a ella concurrieron muchas organizaciones que adherían a Fernández de Kirchner, pero también mucha gente que asistió independiente de toda organización convocante, porque encontró en ese lugar el espacio para reiterar su NO a Macri. A la vez, esta demostración de fuerza obra como poderoso mensaje hacia adentro del propio peronismo y hacia afuera apuntando a Macri como una advertencia. Si algo no podrá cuestionar el peronismo es el poderoso liderazgo de Cristina, algo que pesará a la hora de decidir su desplazo que muchos acarician. Para Macri, que tuvo tan escuálida plaza al día siguiente, es una cachetada en pleno rostro: los negros, los gays, los pobres, los sueltos, las “locas” le dijeron que allí estaban…

Tan fuerte fue el contraste en 24 horas en Plaza de Mayo que el PRO debió apelar a una fotografía de 1982, cuando fue la Guerra de Malvinas, para testimoniar mentirosamente su convocatoria para la asunción. Pero las redes sociales no perdonan y a poco de andar surgieron denuncias de la foto y videos que mostraban su pobre plaza.

Todo esto es simbólico, no material, pero nuestro recuento no es al azar, sino apuntado a lo que dijimos antes: el escaso CONSENSO con que cuenta y la debilidad con que asume. Sobre él, cual rapaces águilas, sobrevuelan el 59,46% que no lo votó y esa plaza que suma como aviso. La burguesía sabe perfectamente que para mantener su tasa de ganancia NECESITA algo que se llama GOBERNABILIDAD y que Macri no es garante de ella si no anda con pies de plomo.

Los nombramientos que hiciera por decreto dejan a la luz una cuestión: el nuevo presidente está convencido de que la política es una cuestión técnico-empresarial-imperialista… Así, sin ambages y para espanto de muchos, se lo pasó nombrando “CEO’s”, definición nebulosa para la mayoría de la población que parte del desconocimiento, pero que, por las dudas, se persigna... Un “CEO” (abreviatura del Chief Executive Officer) es alguien dispuesto y nombrado para asegurar el cumplimiento de los objetivos de una empresa, desarrollar la planificación, crear e implementar estrategias corporativas. En síntesis y para hacerlo más sencillo, un director ejecutivo. Así, Alfonso Prat Gay, Ministro de Hacienda, fue director de estrategia de tipos de cambio de la Banca J. P. Morgan en Londres; Rogelio Frigerio, Ministro del Interior, fue gobernador alterno ante el BID, el Banco Mundial y el FMI; Ricardo Buryaile, Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, fue presidente de la Sociedad Rural de Pilcomayo (es ganadero de esa provincia) y luego titular de la Confederación de Sociedades Rurales de Chaco y Formosa; Susana Malcorra, Ministra de Relaciones Exteriores, es jefa de Gabinete del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, fue directiva de IBM y CEO de Telecom; Juan José Aranguren, Ministro de Energía y Minería, desde 2003 fue presidente de la filial argentina de SHELL, hasta que se retiró el 1º de julio de 2015; Gustavo Lopetegui, Secretario de Gabinete, ex CEO de LAN; Mario Quintana, Secretario de Coordinación Administrativa, ex CEO de Farmacity; Isela Constantini, Presidente de Aerolíneas Argentinas, ex CEO de General Motors; y ya es mencionado Luis María Blaquier, directivo de Clarín y sobrino del cómplice de genocidio y empresario azucarero de Ledesma, como Director a cargo de Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES.

En una devolución de atenciones, luego de que Macri apuntara sobre el gobierno de Maduro, Diosdado Cabello, presidente del parlamento venezolano, refiriéndose a la nueva Ministra del Exterior nombrada por Macri, sostuvo que "Estuvo aquí, la recibí yo en mi oficina, es la CIA misma, se la nombraron de canciller al señor Macri". No es para dudar demasiado, especialmente considerando que está a cargo nada más ni nada menos que del gabinete del fascista Ban Ki-moon.

Y si los nombramientos pararon los pelos de muchos, más logró Macri con los decretos seriales. El apuro lo mueve a tomar decisiones no sólo rápidas, sino absolutamente reñidas con la constitucionalidad. Uno de ellos, el que modificó el Ministerio de Educación, se metió en el túnel del tiempo y reflotó las normas de la era menemista: la Ley Federal de Educación, reduciendo el presupuesto educativo al 3% del Producto Bruto Interno y no contemplando la existencias de las escuelas primarias y secundarias. Esteban Bullrich, acicateado por los gremios docentes, admitió que se trató de "un error" y que será prontamente rectificado. Otro de los decretos, con la creación del Ministerio de Comunicaciones, viola la Ley de Medios aprobada en el Parlamento y con este quebranto ya detonó la primera movilización en su contra en cinco días de gobierno que no sólo se realizó en la Capital, sino que fue replicada en todas las provincias del interior.

El decreto de designación de dos jueces para la Corte Suprema también ha escandalizado hasta a la mayoría de sus aliados, como Ricardo Gil Lavedra, quien sostuvo: “Sinceramente me parece que es una equivocación, un error grave, y sienta un precedente muy funesto, muy malo, porque cualquier Presidente podría durante el receso nombrar jueces, y al año siguiente, durante otro receso, podría volver a nombrarlo, y así tendría jueces suyos todo el tiempo. Y eso no es admisible”; José Manuel De la Sota, apeló a Macri: "Señor Presidente, construyamos una República entre todos, gobierno y oposición. No se logrará nombrando jueces provisorios de la Corte por decreto"; para el constitucionalista, Daniel Sabsay (Jurista ligado nada menos que al emporio que más lo sostiene y apoya, Clarín), directamente se trata de un "procedimiento de terror" y le reclamó que “dé marcha atrás” y hasta el propio Massa tuvo que admitir que "Los nombres me parecen impecables, pero la forma me pareció horrible". Para el cachetazo a Macri se sumaron, además, Margarita Stolbizer, Julio Cobos, el jurista Andrés Gil Domínguez, Jorge Rizzo abogado defensor de Carlos Fayt, Jorge Yoma, Victoria Donda, Miguel Angel Pichetto, Raúl Zaffaroni, León Arslanian, Adolfo Rodríguez Sáa y muchos otros políticos y periodistas, incluyendo a fascistas como Joaquín Morales Solá. Lo cierto es que el nuevo presidente pretende arrasar con las leyes burguesas, la Constitución, los acuerdos con otras fuerzas, las voces de la oposición y parece querer pisar fuerte para demostrar que su debilidad no es tal, sino que su “mano dura” podrá hasta con sus pares que lo critican. Su pesadilla es la sospecha que tienen muchos empresarios de que la gobernabilidad no podrá sostenerse con globos. Habrá que estar atentos porque a la burguesía TAMPOCO le convienen sus prácticas que DESLEGITIMAN SU SISTEMA, lo dejan a la altura de cualquier dictadura de facto y suma no sólo al descontento popular, sino al de las capas medias, el mejor sostén con que cuenta. Tanto es así que, luego de la lluvia de críticas desde todos los ángulos políticos y periodísticos, Macri se ha visto obligado a pedirle un salvavidas a Lorenzetti y luego de mantener una reunión con él a solas, ha salido a la palestra a retroceder sobre sus pasos pretendidamente elegantes, pero que lo han dejado al descubierto: con un eufemismo, el de haber llegado a un “consenso” con el Presidente de la Corte Suprema, posterga su Decretazo de nombrar jueces a dedo hasta que se levante la feria judicial en febrero y deja sometida su aprobación a la intervención del Senado, una forma no demasiado sutil para salir del atolladero en el que se metió. Lo que se debe exigir es, directamente, la anulación del Decreto INCONSTITUCIONAL sin darle tantas vueltas.

La precipitada firma de decretos, el apuro en las designaciones, los acelerados anuncios dan cuenta de que Macri está convencido de que es ahora o nunca, de que tiene que aprovechar no sólo sus primeros días con cierto consenso, sino los primeros meses en que están las fiestas y las vacaciones, fechas óptimas para hacer devaluaciones como la de hace dos años en febrero, aumentar las tarifas como ya viene planteando el ministro de Energía, Juan José Aranguren, que será desde enero, cuando le quiten los subsidios y hasta despedir gente, como en la Ex ESMA, donde dejarán cesantes a 2.000 cooperativistas del Plan Argentina Trabaja desde el 16 de diciembre. Gobierna contra reloj. En cinco días el saldo de su gestión empresarial fue: el avasallamiento de la Constitución con el nombramiento a dedo de dos jueces para la Corte Suprema, por encima de las facultades del Senado; el avasallamiento a la Ley de Medios y la anulación de sus disposiciones por decreto; la anulación de los planes Argentina Trabaja para 2.000 trabajadores de la ex ESMA y aún no se sabe si no seguirá con el resto de los planes concedidos a otros cooperativistas ubicados en otras reparticiones públicas, aunque tal como va su ritmo, lo más probable es que lo extienda dejando más miles de personas sin trabajo; la anulación a los subsidios de gas y luz que, por lo menos, quintuplicará el valor de los servicios aplicando un tarifazo que no podremos sostener los trabajadores a quienes no nos aumentaron los salarios; el traspaso de recursos de toda la sociedad (tal como hemos detallado) hacia el “campo” con la anulación de las retenciones a cereales, productos regionales y producción industrial y la rebaja a la soja; la rebaja a la mitad del presupuesto educativo y la anulación de las escuelas industriales que se planteó como un “error” pero que, hasta el cierre de estas líneas no se ha rectificado; la apertura de las importaciones que equivale a la condena a muerte de las PYMES que concentran el 75% de los puestos de trabajo en el mercado; el desfinanciamiento de la ANSES por la quita de retenciones; el anuncio de 3.000 despidos en el poder legislativo que ya generó una toma multitudinaria del salón de los Pasos Perdidos del Congreso convocada por los tres gremios que aglutinan a los trabajadores y ha trascendido que tienen en carpeta la anulación de los créditos hipotecarios para vivienda PROCREAR a partir del 1º de enero de 2016.

¡Lejos están las promesas de campaña: que no les sacaría los planes a los pobres, que aumentaría las jubilaciones al 82% móvil, que quitaría el Impuesto a las Ganancias de los salarios, que levantaría el cepo al dólar al día siguiente de asumir y tantas otras cosas en que la gente depositó su confianza!

Macri viene a hacer lo que la burguesía financiera acostumbra: a poner al estado burgués de rodillas y a su servicio, como un esclavo más de sus engranajes. Es sabido que, para ello, deberá arrasar con las conquistas de los trabajadores, de los pobres, de los que menos tienen, sobre quienes les recaerá el peso mayor de las decisiones políticas.

El quite de retenciones a la exportación de carne, trigo, cebada, maíz, girasol y de los cultivos regionales como yerba mate, algodón y caña de azúcar, más la devaluación anunciada, significan una BRUTAL transferencia de recursos de toda la sociedad al sector agropecuario que asciende a 120 mil millones de pesos. Si a eso le sumamos el recorte de un 5% a la exportación de soja y la eliminación de retenciones a la industria, la trasferencia se verá reflejada en el empobrecimiento sistemático y simultáneo de trabajadores y pobres y el enriquecimiento desenfrenado de la clase dominante. Macri vino a hacer ese traspaso de recursos, a poner las cosas “en su lugar”, a mostrarnos QUIÉN TIENE EL PODER, que no es él, sino la burguesía financiera (los bancos), la patria sojera y la oligarquía de la bosta y los industriales locales, todos asociados a esa burguesía financiera internacional.

Pero se equivocan quienes creen que estamos en los ’90, que no hemos aprendido nada en todos estos años. La sociedad no es la misma: está algo más organizada, ha profundizado experiencias en nucleamientos sociales, políticos y sindicales, ha saboreado, apenas, algunas reformas que la llevaron a ejercer un par de derechos y reivindicaciones justas. Y no está dispuesta a perder lo conseguido.

No dejaremos de decir que todos los anteriores, como éste, han sido gobiernos burgueses, que a Barrick Gold, Chevron o Monsanto no los trae Macri, sino que la bienvenida se las dio el gobierno anterior con Cristina Fernández a la cabeza. No nos olvidamos que el mismo espanto que hoy nos causa Macri nos causó el gobierno anterior cuando promulgó la Ley Antiterrorista, cuando nombró al genocida Milani y al carapintada Berni, cuando espió a activistas a través del Proyecto X. Tampoco olvidamos que el gobierno anterior no revolucionó las fuerzas productivas para crear genuinas fuentes de trabajo y sólo apeló a una política clientelar cuyos beneficiarios, hoy, serán las primeras víctimas en caer presas del hambre y la desesperación. Y, mucho menos, olvidamos que tuvo voluntad política para hacer aprobar 90 proyectos en un día en la Cámara de Diputados, pero NI SE LE OCURRIÓ DEROGAR LA LEY ANTITERRORISTA, dejando a merced de ella a todos los que nos veremos obligados a salir a defender lo que es nuestro y no una graciosa concesión de ningún gobierno. Quedamos servidos en bandeja para ser reprimidos, encarcelados o asesinados… Que nadie nos venga a contar las bonanzas de un gobierno que de tal manera nos dejó entregados.

También es menester que comprendamos cuáles han sido nuestras falencias como integrantes del campo popular para tener el actual gobierno. Tendremos que decirnos la verdad, autocríticamente, por no haber sabido fortalecer en todos estos años una férrea unidad para enfrentar este pasaje de nuestra historia. Si de algo estamos convencidos es que la hora amerita la generosidad, la amplitud, la estricta señalización de cuál es nuestro enemigo de clase y dónde está, el reconocimiento de que no lo encontraremos en las filas del campo popular. Son horas para dejar de creer en falsos profetas o salvadores con pies de barro, para ampliar la mirada y buscar las coincidencias que deberemos priorizar por encima de las diferencias y creer en nuestra propia fuerza. Deberemos unirnos los antiimperialistas, los trabajadores, los pobres, los estudiantes, los cuentapropistas, los artistas, los artesanos… Deberemos proponernos encontrar unos pocos puntos que nos permitan avanzar y no un testamento de reivindicaciones parciales, partidarias, sectoriales o mezquinas. En ésta o avanzamos o nos aplastan. Y no se trata de “resistir”, porque ésa es una historia que ya hemos vivido: resistimos a las sucesivas dictaduras pero acá están ellos con sus viejos y nefastos dinosaurios resucitando de los cementerios, resistimos a Menem y sus privatizaciones PERDIMOS los ferrocarriles, la línea aérea de bandera, las empresas estatales de energía y agua, los puertos y hasta los aportes jubilatorios… Resistir implica pensarnos a la defensiva y ese camino es que venimos recorriendo. Tenemos que pensarnos a la OFENSIVA, soñarnos, por una vez, protagonistas de una historia donde los principales protagonistas seamos nosotros. Basta ya de retroceder, por eso es perentoria la unidad. 

Desde hace más de treinta años nuestro pueblo ha empujado por juicio y castigo a los genocidas que se llevaron a la muerte a lo mejor que ha parido este pueblo. Macri también avanza sobre ellos: 2.000 despidos de trabajadores de las cooperativas que funcionan con los planes Argentina Trabaja en la ex ESMA, cierre y apropiación con custodia policial de la Mansión Seré, proyecto de arancelamiento de los sitios de la memoria y, lo que es peor, proyecto de “reconciliación” por decreto, libertad a los genocidas y cese de los juicios por la memoria. Durante décadas hemos peleado por los derechos humanos SIN SUBVENCIONES DEL ESTADO, hemos salido a la calle con represión, persecución y nunca cejamos en esa lucha. No viene Macri a inaugurar nada que no conozcamos, a todo hemos sobrevivido y a todo le hemos hecho frente. Tenemos recursos, resiliencia y resto para continuar haciendo lo que nunca dejamos de hacer, algunas veces más favorecidos y otras con viento en contra. Tenemos callos, experiencia, coraje. Somos los mismos que volteamos una dictadura en siete años, mientras en otros países duraron hasta casi dos décadas. Somos los mismos que, en diciembre de 2001, espantamos cinco presidentes. Ésos somos, tenemos que recordarlo permanentemente, en particular cuando la desesperanza se nos arrime.  

Recordamos y homenajeamos a nuestros compañeros caídos un 23 de diciembre en Monte Chingolo. Nos extendemos en sus puños y sueños. Y, como ellos hicieron, nos reflejamos y cobijamos en nuestro pueblo, en nuestros hermanos de clase, para cantarles y cantarnos como un himno ¡NO PASARÁN!

A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA.

16 de Diciembre de 2015.

Por Amanda Cánepa