Partido Revolucionario de los Trabajadores
Por la Revolución Obrera, Latinoamericana y Socialista "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución" (Ernesto Guevara)

Imprime esta página - Tamaño de texto + / - Editorial - Abril - Mayo 2012

EDITORIAL

La crisis avanza en el mundo y sus ecos acarrean consecuencias imposibles de ocultar. Los tiempos políticos se han acelerado: al mismo ritmo que todos pagamos una deuda externa de pocos que nos endeuda más, cada medida que toma el gobierno lo aleja del espejismo idealista de convertirse en ese peronismo que añora del ’45, el peronismo de las conquistas sociales. Sueñan y SE sueñan dentro de un estado de bienestar inexistente y dado que las condiciones materiales marchan a contrapelo de su idealismo, lo que no consiguen imponer por los hechos, pretenden imponerlo por el don de la palabra. A razón de un discurso presidencial diario quieren convencernos de que estamos estupendos, de que el “modelo” marcha sin prisa ni pausa hacia un supuesto “éxito” ilusorio, de que la enésima inauguración de cualquier edificio suple el empobrecimiento que nos produce la inflación, de que las palabras rimbombantes ocultan los topes salariales que nos han impuesto y de que las frases “inteligentes” alcanzan para contrarrestar la cruda realidad y pueden detener los conflictos sociales con advertencias. En ese camino, cualquier voz que se alza recibe todo tipo de epítetos y nunca, como ahora, se ha puesto de moda oficial una jerga especial para uso exclusivo de los “leales al modelo”. Así, quien se queja, reclama o critica es de la “corpo”, aunque sea un poligrillo que no tiene ni idea de lo que es una corporación o como si la Barrick Gold no fuera, precisamente, una corporación internacional recibida con los brazos abiertos por el propio gobierno en contra de las capas populares. También puede ser de la “opo”, recurso tendiente a igualar para abajo, donde da lo mismo una crítica seria y basada en hechos materiales, que los dichos de una ridícula como Carrió, todos embolsados en una supuesta “oposición” que ni siquiera existe; pero en la “opo” también están incluidos desde los maestros que piden aumentos salariales y los trabajadores del subte ridiculizados desde el discurso por las enfermedades laborales que padecen, hasta quienes ponen en duda la cacareada y mentirosa “nacionalización” de YPF.

En caso de no ser ni de la “opo” ni de la “corpo”, sobran vocablos en la jerga oficialista reservada para acusar a los críticos del gobierno: si se cae en extrema desgracia, lo tildarán de que “le hace el juego a la derecha”, como si haberle ofrecido YPF al imperialismo yanqui fuera un acto revolucionario realizado por un gobierno de extrema izquierda y no como verdaderamente es: el resultado absolutamente previsible de lo que hacen todos los gobiernos burgueses como el actual. Se puede ser tildado, asimismo, de “clarinete”, pues parece que, para los fanáticos, sólo fuera burgués el diario Clarín y no TODOS los medios de prensa, sean o no oficialistas. Por último, la máxima descalificación para los díscolos es emparentarlos con la mala palabra “Magneto”, apelación de suprema descalificación e insulto mal habido, si los hay, dentro del léxico moderno de los “soldados de Cristina”.

Esta jerga, únicamente utilizada por “leales”, fanáticos dispuestos a hacerle la venia a todo, criticar NADA y aplaudir cualquier acto de gobierno, apunta no sólo a ningunear y descalificar cualquier crítica, sino a IMPONER el discurso único: todo aquel que no está con el gobierno ES un enemigo. Esta búsqueda del discurso único por la fuerza tiene matices, pero no deja de entrañar un peligro que los argentinos conocemos bien: así se nutrieron ideológicamente muchos de los grupos paramilitares que terminaron persiguiendo y asesinando compañeros del campo popular en los ‘70, como así también se movió la dictadura intentando legitimar el “ser nacional” a través de la desaparición de personas. Es nuestra obligación militante denunciar cuál es el derrotero y el final del discurso único. Se sabe cuándo comienza, pero nunca cuándo y, fundamentalmente, cómo termina.

La aprobación de la Ley Antiterrorista y el Proyecto X tienen su correlato en el discurso oficial cuando, textualmente, la presidente intenta legitimarlos desde idéntico lugar ideológico que la dictadura, al sostener no sólo la falacia de que el Proyecto X es un “proyecto nacional y popular y democrático” (sic), sino que nos advierte con una velada amenaza: “…quédense tranquilos. Salvo que estén haciendo algo que no corresponda, ahí sí puede ser que estén en el Proyecto X” (sic). Y muchos nos preguntamos cuáles son los parámetros de “lo que no corresponde” para un gobierno que, por influencia de Estados Unidos, acaba de aprobar una Ley Antiterrorista y una base militar en la Provincia de Chaco, bajo el eufemismo de la “ayuda humanitaria”, cuando todos bien sabemos cuán poco de humanitarias tienen todas las bases imperialistas en el mundo y qué mucho de sanguinaria es su política invasiva. Falta que cualquier día, para hacer lo que “corresponde”, nos pidan que seamos “derechos y humanos”.

La misma posición que otrora era adjudicada por los peronistas a los “gorilas” fue asumida desde el discurso presidencial cuando la presidente, sin que le tiemble el mentón, sostuvo que los docentes gozan de estabilidad laboral, jornadas laborales de 4 horas y tres meses de vacaciones o cuando ridiculizó la tendinitis de los trabajadores del subte y, últimamente, cuando quedó a la derecha del propio Moyano bregando por topes salariales de hambre y sosteniendo una mentira que preferimos no adjetivar: “… los trabajadores ganaron más dinero estos años, producto del modelo macroeconómico, no producto de una huelga más o menos”. Miente ese discurso oficial. Miente porque ninguna de nuestras conquistas es un regalo alegremente concedido por la clase dominante y el gobierno, sino el producto de nuestras luchas, nuestros reclamos y nuestro infinito ingenio para protestar y renovarnos cada día, a medida de que encuentran más modos de reprimirnos y coartarnos. A la hora de tergiversar, nos piden “sensatez” a los trabajadores para justificar los topes salariales, por tanto, si reclamamos mayores salarios, somos una manga de insensatos que participamos de una "carrera alocada" (sic), un hato de locos que no pensamos en el país y pedimos estupideces "creyendo que el Estado es una vaca que no termina su leche"... Pero los discursos no dicen que los mayores beneficiados con los topes son las patronales que mantienen su tasa de ganancia y el estado burgués que, con impuestos e inflación -como impuesto indirecto-, se nutren de nuestro trabajo, como tampoco revela que los que más toman de la leche de la vaca son las empresas privadas que el estado sigue subsidiando, ya sea con fondos de las reservas o con el dinero de los aportes jubilatorios.

Así, con juicios de valor chocantes emitidos desde el discurso, el gobierno pretende no sólo imponerlo, sino unificar una mirada sobre la realidad que avale cada acción de gobierno como si fuera una genialidad, un acierto o beneficiosa para las mayorías. Poco y nada dicen ni el gobierno ni sus adeptos de que la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central dio vía libre al pago de la deuda por 2.180 millones de dólares o que emitió una Letra del Tesoro por 341,6 millones de dólares a 365 días. Es decir, le cambió ese monto a la ANSES de los trabajadores por un papelito pintado a pagar dentro de un año, una manera no sólo de solventar los actúales gastos del estado con fondos jubilatorios, sino de endeudarse con el organismo pateando la deuda para adelante y de seguir usando al ANSES como banca oficial para lo que guste mandar.

Tampoco ningún discurso alude al enorme perjuicio que entraña la inflación creciente que, como es obvio, recae sin anestesia sobre los bolsillos de los que menos tenemos, elevando la canasta familiar y devaluando aún más nuestro poder adquisitivo. Nadie nos dice ni cuánto los preocupa ni cómo piensan detenerla o si, como parece, no los preocupa y ni tan siquiera los ocupa. Justamente, para refutar la materialidad del retroceso de nuestro poder adquisitivo, sólo apelan, nuevamente, al discurso y, así, nos traen al “genial” Paul Krugman de ejemplito, con sus alabanzas al “modelo” que, según propone el premio nobel de economía, debería ser imitado por los países europeos, como si Argentina fuera el parámetro del estado de bienestar y como si al liberalismo económico se lo pudiera catalogar de ejemplar para la vida de los seres humanos; como si en este país el modelo agro exportador hubiera terminado con la pobreza y generara riqueza que no deviniera de la exportación de materias primas; como si en este país alcanzara con inaugurar una línea de chocolates de la firma Kraft Foods para amortiguar el cierre de importaciones de todos los productos que no se fabrican en el país; como si el equilibrio de la balanza comercial no fuera logrado con fórceps generando el desabastecimiento de insumos necesarios para la medicina, la farmacología, la industria textil, la industria metalúrgica y tantas otras por carencia de una real industrialización; como si ese cierre de importaciones fuera una bendición maravillosa que ya no estuviera generando cierres de fábricas y comercios, suspensiones y despidos de trabajadores. ¡Ay de los trabajadores europeos si alguno de sus burgueses gobiernos escucha a este “pensador”, típico producto del sistema! Los argentinos podemos asegurarles que si ya están mal, pueden estar peor.

Es tanta la convicción de que las palabras pueden reemplazar a los hechos que hasta nos dicen que “…nos vinieron anunciando que nos caíamos del mundo siempre, y la verdad que nunca nos caímos, pero ahora tenemos el problema de que el mundo se está cayendo encima nuestro”. No, el mundo no se cae encima de nosotros, es la burguesía la que ve temblar su sistema, que no es lo mismo. Es la burguesía la que pretende que los trabajadores del mundo paguemos su crisis y que desde el patio trasero pongamos nuestro esfuerzo para que sigan chupando como lo vienen haciendo históricamente desde hace décadas. No “sentirán” que se caen los que mantienen su tasa de ganancia, pero somos nosotros los que “sentimos” MATERIALMENTE la caída cuando vamos perdiendo terreno y vemos menguada nuestra capacidad de vivir con dignidad. Y desde que el capitalismo gobierna el mundo, la nuestra es una permanente caída, desde el propio momento en que parte de la riqueza que producimos con nuestra fuerza de trabajo es apropiada por una clase parásita y zángana que vive a expensas nuestras. No se cae el mundo, señora presidente, se cae el sistema que nos explota, pero bien sabemos cuánto habremos de luchar para que no sea a costa de nuestra sangre de la que sólo nos pre y ocupamos nosotros y NUNCA los que nos explotan. Y en esos discursos que pretenden involucrarnos a todos, como si fuéramos iguales, se borran las diferencias de clases, porque no es lo mismo ser un explotado en medio de la crisis, que un explotador tratando de salvarse. No estamos en las mismas condiciones MATERIALES: unos, luchamos para sobrevivir, los otros, para perder lo menos posible sus privilegios.

Y todo va siendo prolijamente tergiversado: si pueblos enteros luchan contra la megaminería a cielo abierto, no son habitantes que reclaman, sino “unos cuantos ambientalistas”. La cacareada “nacionalización” de YPF, pese a tanta banderita flameando y tanto jolgorio nacional y popular, es una mentira tan grandiosa que obliga la aclaración discursiva y la apelación a nuevos eufemismos con los cuales ocultar la realidad: parece que se trata de la “recuperación de la soberanía y control de los hidrocarburos” (sic), pero luego son necesarias más aclaraciones que, lejos de aclarar, oscurecen: “El modelo no es de estatización, que quede claro”. ¿En qué quedamos, se nacionalizó, no se estatizó, pero “recuperamos” soberanía...? Una manera extraña de recuperar soberanía cuando el propio De Vido y el Vice Ministro de moda, Kicillof, fueron a ofrecerle la “nacional” empresa a EXXON en Estados Unidos y prácticamente cerraron trato al momento de cierre de estas líneas. ¿Y qué estaban festejando, que una CORPORACIÓN IMPERIALISTA, que una multinacional se haga cargo de “nuestra” empresa…? Patético. Sin embargo, esas huestes que festejan cualquier medida, levantan banderas con el rostro del Che. Deberían recordar algunas de sus palabras: “Al imperialismo no hay que creerle ni un tantico así”. Pero en el país del nomeacuerdo, todo vale. Las vendas para los ciegos por decisión personal, también.

Justamente, si algo tiene como propósito el discurso único, es cambiar los parámetros en todos los aspectos sociales y apostar a la destrucción de aquellos sujetos que no se someten. Así, como resultado de la tergiversación, una minoría juvenil está convencida de que la militancia “revolucionaria” incluye los cargos públicos rentados o las gerencias en empresas del estado. Lo más patético es que esos jóvenes creen ser iguales a los revolucionarios de los ’70 y tanta es su desesperación por parecerse y tanta su ignorancia, que hace poco leímos una reivindicación de Agustín Tosco como uno de los más grandes peronistas de la historia… ¡Si Agustín viviera no sabría si reírse o darles una palmadita en la espalda con conmiseración! Estos jóvenes, muchos de los cuales tienen sensibles objetivos, crecen a la sombra de la tergiversación de aquellos valores que fueron la nervadura de la generación de los ’70. Uno de ellos, obsecuente y convencido, repartió medias con el lema “Clarín miente” a los niños descalzos angoleños, en el marco del viaje de la presidente a Angola. El joven es muy posible que esté convencido de que está haciendo militancia “revolucionaria”, pero, mientras tanto y por las dudas, es un rentado de Municipalidad de La Matanza y viajó a nuestras expensas con dineros del estado.

Este discurso único no sólo pretende cambiar parámetros y tergiversar valores, sino vaciar de contenido todo aquello que es referencia a lo verdaderamente revolucionario, apropiándose de figuras relevantes como las del Che Guevara. En ese marco, “peronizar” a Agustín Tosco o cantar que los desaparecidos son peronistas -como hicieron las agrupaciones juveniles oficialistas para este 24 de marzo a nuestro paso por la 9 de Julio- son parte del objetivo del discurso único. Y no es de extrañar que esto suceda, cuando la propia presidenta, en Angola, suelta de cuerpo, reivindicara el paso revolucionario del Che por ese país africano sosteniendo que: “Veíamos la lucha por la independencia angoleña, donde también participó el argentino Che Guevara junto a las fuerzas angoleñas para lograr esa independencia”. Es muy conveniente para hacer negocios reivindicar a un hombre que se jugó el cuero con los angoleños, pero no lo es para imitar a ese COMUNISTA ejemplar que fue NUESTRO Che Guevara en el propio país, donde los que mejor viven son los que realizan los más pingües negocios. Y cualquier día de éstos, cuando menos lo esperemos, nos cantarán en las marchas que si el Che viviera el “modelo” defendiera…

Y la presidente también, con cierta astucia, pide lo mismo que la izquierda: “unidad y organización”, pero la unidad a la que se refiere es la unidad de clases, donde entran los burgueses del capitalismo “en serio”, mezclados con los trabajadores de salarios miserables y los pobres del plan y el bolsón. Una unidad conformada con Blaquier, procesado por cómplice en crímenes de lesa humanidad por “La Noche del Apagón”, cuando fueron secuestrados en los galpones de su ingenio 400 trabajadores a los que se torturó por varios días y de los cuales 30 de ellos permanecen desaparecidos… Una unidad con Eskenazi que para ser “accionista y propietario” de YPF solicitara varios préstamos: uno de 1.018 millones de dólares al grupo de bancos integrado por Crédit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa; otro de 1.015 millones de dólares a Repsol, con los cuales compró el 14.9% de YPF; otro de 670 millones de dólares al consorcio integrado por Banco Itaú, Standard Bank, Crédit Suisse y Citi; otro del mismo monto, nuevamente a Repsol para adquirir otro 10% de la empresa, todos a pagar con las utilidades a futuro y hoy DEUDOR de todos sus prestamistas, por lo cual esa parte de la empresa “nacionalizada” quedaría no sólo en manos de los bancos mencionados, sino, paradójicamente, en las manos de la expulsada Repsol…

Unidad y organización nos piden desde el discurso, pero para que el “modelo” funcione sin trabas esa unidad tiene que ser la del espanto, la de juntarnos en la misma bolsa a quienes nos explotan y sacan el jugo, con nosotros, sus explotados, los trabajadores que vendemos nuestra única propiedad: nuestra fuerza de trabajo, los que debemos conformarnos con los topes salariales que ellos mismos nos imponen.

Una unidad y organización que pretende que no diferenciemos entre los empresarios de la UIA, los burócratas patronales de los sindicatos, los empresarios de las cámaras empresariales de todos los rubros y los explotados de todos ellos. Pero, si nos unimos y organizamos dentro de nuestros parámetros, para defender nuestros intereses, no será del agrado oficial esa unidad y mucho menos nuestra organización. El “modelo” necesita, por encima de todo, que la burguesía garantice sus ganancias con el menor conflicto social. Si la “unidad y organización” favorece su objetivo, gobernarán por consenso. Si nuestra unidad no es la que ellos pergeñan para nosotros, gobernarán por represión, algo tan simple como el abecé de la política burguesa. Y algo que ya no sólo comenzaron, sino que van recrudeciendo paulatinamente los soldados del modelo como la gobernadora de Catamarca cuando, hace pocos días, mandó a reprimir y llevar presos a los pobladores de Tinogasta que protestaban contra la minera La Alumbrera.

Lo cierto es que mientras todo esto se dice, la realidad de la crisis golpea las administraciones provinciales: Chaco, Río Negro, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Salta, Mendoza, Santa Fe, Tucumán, Corrientes y Misiones buscan financiamientos a corto plazo para hacer frente al pago de servicios y en muchos casos, de salarios. En Santa Cruz impusieron topes para el pago de los sueldos y el 50% de los maestros quedó sin cobrar. En Neuquén, la emisión de letras en proceso de adjudicación llega a los $1.255 millones de pesos. En Buenos Aires, Scioli no sabe cómo pagará los aguinaldos de julio ni le alcanzan los fondos para los sueldos de un mes de los maestros, policías y empleados de la administración, mientras emite títulos por 1.120 millones de pesos y su déficit es de 13.000 millones de pesos.

En 2009 la presidenta sostenía: “Una mejor sociedad no se hace únicamente con una presidenta que ponga fondos para patrulleros o policías… La hacen también ustedes teniendo todos conductas que castiguen fuertemente a aquellos que se ponen afuera de la ley, violando, estafando o robando”. Apenas tres años después y a partir de que se destapara la olla con el escándalo de los favores oficiales a Ciccone, ya no parece que sea un objetivo castigar a quienes se ponen fuera de la ley estafando o robando. Efectivamente, la causa que investiga la relación de Boudou con Alejandro Paul Vandenbroele -director de la sociedad que maneja la ex Ciccone Calcográfica-, a pesar de que el vicepresidente niega conocerlo, tiene elementos que lo vinculan con el ahora “desconocido”, quien fue abogado de su socio; pagó diecinueve viajes al exterior a su mejor amigo, Núñez Carmona y cuatro viajes al hermano y la cuñada del vicepresidente y a otro de sus amigos de la infancia, Mendiondo. Además, este “desconocido” a la fuerza es el mismo que pagó las expensas, el teléfono y el cable de un departamento de Boudou. Son vanos los intentos de despegar al vice de la cadena de favores y la denuncia de que Vanderbroele es su testaferro, como son eficaces algunos recursos propagandísticos para ocultar el escándalo: la supuesta recuperación de la soberanía de YPF, por varios días, dejó atrás el enorme dolor de cabeza que tiene el gobierno con el hijo de la UCEDÉ.

En síntesis, ni el capitalismo es en broma. Ni los burgueses “nacionales” son trigo limpio. Ni Vanderbroele es un desconocido. Ni hay voluntad política de castigar a los que estafan y roban. Ni los maestros tienen tres meses de vacaciones. Ni los trabajadores del subte son zombies. Ni el Proyecto X es “nacional, popular y democrático” (como no lo es ningún proyecto de espionaje interno). Ni los trabajadores somos insensatos. Ni los topes salariales cubren la inflación. Ni el Nobel Krugman evalúa los déficits provinciales para reivindicar al modelo. Ni se nacionalizó o estatizó YPF… Ni venderle sus acciones a Exxon es soberanía... Ni el cierre de importaciones produce crecimiento. Ni la fabricación de chocolates atenúa la carencia de industrias de elementos indispensables en el país. Ni por pensar distinto somos de la corpo. Ni la corpo Barrick Gold cayó del cielo. Ni existe la opo. Ni Magneto es el único enemigo. Ni clarinete es un excepcional mentiroso. Ni las medias para los niños descalzos angoleños son propaganda revolucionaria. Ni Tosco fue peronista. Ni el Che acompañaría el “modelo” porque era COMUNISTA… Ni un discurso diario nos cambia la realidad. Ni es posible la “unidad y organización” del espanto con los que nos chupan la sangre…

Estas son las mentiras, artimañas de bajo vuelo, a las que nos tiene acostumbrados la burguesía: crear enemigos inexistentes para que optemos por el mal menor. Recordemos: Alfonsín o el golpe, Menem o Seineldín, De la Rúa o el caos…

Debemos desnudar cada intento de entramparnos, de hacernos caer en falsas unidades y dicotomías. La única unidad posible para los trabajadores y los pobres es la de los trabajadores y los pobres. Y la única organización posible es la que defienda exclusivamente nuestros intereses. Jamás quienes nos explotan podrán representarlos, como así tampoco su estado que pretende borrar lo que nos diferencia de ellos. “Naturalmente que la burguesía emplea todos sus recursos en difundir entre las masas toda clase de ideas erróneas, de esperanzas en las soluciones y lideres burgueses tanto políticos como militares. Naturalmente que la burguesía emplea todas sus fuerzas en calumniar al socialismo, en mentir descaradamente para crear temor y desconfianza hacia el poder obrero revolucionario.” (Mario Roberto Santucho).

De nuestros compañeros caídos y sobrevivientes venimos. De ellos, que hace 47 años, un 25 de mayo, crearon este Partido, soñando revoluciones e igualdades. De ellos, que aún hoy son reivindicados por su abnegación y coherencia. De ellos, ejemplos de amor por nuestro pueblo, de conducta fraterna, de honestidad y de entrega. De ellos, cuyas ideas y búsquedas siguen vigentes. De ellos, cuya sangre aún humedece nuestra tierra. Por ellos, por nosotros, por nuestros hermanos de clase, en este nuevo aniversario del PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES, renovamos nuestro compromiso militante, sostenemos nuestra lucha contra un sistema de injusticia que está empobreciendo y masacrando al mundo y a los nuestros. Por ellos, por nosotros y por nuestros hermanos ¡SALUD Y REVOLUCIÓN! ¡VIVA EL PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES!

Por Amanda Cánepa.