Partido Revolucionario de los Trabajadores
Por la Revolución Obrera, Latinoamericana y Socialista "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución" (Ernesto Guevara)

Imprime esta página - Tamaño de texto + / - Editorial - Enero / Marzo 2010

EDITORIAL

Ya nada se debate en serio. Todas las discusiones se refieren a lo que dijo o dirá la Presidenta en tal o cual ocasión.  ¿Qué debate puede haber entre el oficialismo y la “oposición”, cuando acuerdan en lo medular, en el sostenimiento, de cualquier forma y por cualquier medio, del sistema capitalista de producción y con la hegemonía de la burguesía imperialista norteamericana? Claro está que haciendo alardes de las “bondades” de la democracia burguesa.

La “oposición” pequeño burguesa “progresista” parece más preocupada por nimiedades, que en cómo el Estado burgués gasta los dineros acumulados en el Banco Central y, con sus vacilaciones, pendula entre el oficialismo y esa bolsa de gatos rabiosos que se autodenomina “oposición”. En el parlamento, a veces vota para un lado o para el otro, no hay nada serio. Todos son fuego de artificios tendientes a engañar al proletariado.

Aparecen chisporroteos entre personajes, como el ocurrido entre el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el Diputado de Proyecto Sur Fernando Solanas. Es lamentable que el Jefe de Gabinete ignore qué leyes están en vigencia y cuáles fueron derogadas. En virtud de esta ignorancia, amenazó a Solanas con enjuiciarlo por injurias, un figura legal derogada. Es patético. También es lamentable lo de Solanas. Hay tantos motivos para criticar seriamente al gobierno de la burguesía, que acusar de delincuente al Jefe de Gabinete es un hecho casi intrascendente, como por ejemplo, la entrega del 6% del territorio nacional a multinacionales mineras. No hemos escuchado al Diputado Nacional Solanas pedir una interpelación a la Presidenta para que explique al pueblo argentino las razones que la llevaron a vetar la Ley de Defensa de los Glaciares. No lo hemos escuchado poner el “grito en el cielo” por todas las minas a cielo abierto que están contaminando cielo, tierra y agua. Tenemos todo el derecho a sospechar que la “oposición” pequeño burguesa ha entrado en el juego del parlamentarismo burgués, “el toma y daca”. En algún momento hemos denunciado las complicidades de varios nefastos personajes que usan los cargos políticos para enriquecerse y para ocultar grandes estafas o participaciones en delitos que el poder burgués no investiga ni condena. A Mauricio Macri lo denunciamos por un intento de estafa al Estado por 58 millones de dólares o pesos, a De Narváez por su casi segura participación en el narcotráfico, lo mismo que Duhalde y Menem. A partir de hoy, Macri es un cadáver político que se suma a la procesión de impresentables: la decisión del Juez Norberto Oyarbide de procesarlo en el affaire del espionaje pone fin a sus sueños presidenciables.

Nuestro pueblo merece una seria explicación sobre la política internacional que está desplegando el gobierno. Debería explicar por qué se sigue con las “relaciones carnales” con los imperialistas norteamericanos y europeos, cuando está claramente manifiesta la tendencia a provocar una conflagración mundial. Por qué se sostienen relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, cuando la burguesía israelí desafía permanentemente las resoluciones de las Naciones Unidas y lleva una política de constante agresión contra el pueblo palestino, el Líbano, Siria e Irán. No existe una clara denuncia y condena contra Israel y Estados Unidos por la violación al tratado de No Proliferación Nuclear. No existe, en la política internacional argentina, ninguna iniciativa para condenar los crímenes de guerra y de lesa humanidad perpetrados por el ejército y los líderes políticos norteamericanos en Irak, Afganistán y en otros lugares del planeta, incluida su participación en el golpe de estado en Honduras; iniciativas que tampoco se toman contra los líderes políticos y el ejército israelí por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad que perpetran contra el pueblo palestino.

El gobierno debería explicar por qué no se toman medidas contra las provocaciones inglesas. No estamos proponiendo que vayamos a la guerra, pero los ingleses tienen intereses económicos en el país. Por lo menos es de esperar que el Estado argentino ensaye una amenaza contra los intereses económicos británicos. Algo que no hicieron los Generales del Proceso de Reorganización Nacional para convertir la guerra en algo serio y no una fantochada. En estos temas, el silencio de la oposición pequeño burguesa es atronador.

La Presidenta nos echa en cara la democracia burguesa y nos señala porque la llamamos gobierno de la burguesía. Es cierto y no vamos a creer lo contrario, como también es cierto que queremos hacer la Revolución. Porque si bien reconocemos que la democracia burguesa nos permite vivir sin ser “perseguidos” y que no es lo mismo que una dictadura militar, debemos aclarar que su democracia es para una ínfima minoría y que para la más amplia mayoría es una dictadura. Es la dictadura de la burguesía. Es cierto que podemos pensar “distinto”, pero también es cierto que no podemos reproducir masivamente nuestras ideas porque existe la tiranía del dinero. No partimos de igualdad de condiciones aunque tengamos igualdad de oportunidades. ¿De qué sirve tener igualdad de oportunidades si no contamos con igualdad de condiciones, esto es: dinero…? ¿Por qué no nos explica cómo los obreros pueden alcanzar esas condiciones con las leyes laborales vigentes…? ¿Acaso no sabe que el objetivo de esas leyes es mantener y profundizar la precariedad laboral y el empobrecimiento generalizado, aumentando la tasa de explotación?  Ésa es la democracia que nos enrostra la Señora Presidenta: la que le niega la Personería Gremial a los trabajadores de Subterráneos de Buenos Aires y a la CTA; la que mete presos a los obreros de Las Heras; la que reprime al pueblo de Andalgalá, en Catamarca cuando protesta por el envenenamiento que causan las minas a cielo abierto; la que permite que quienes entregaron el país a las empresas multinacionales caminen libres por las calles; la que permite miles y miles de injusticias. Ésa no es democracia para quienes lo único que poseemos es nuestra fuerza de trabajo, nuestra honradez y el ser personas de bien. La democracia de la Señora Presidenta es la de los pillos, los ladrones de guantes blancos y sin guantes, los capitalistas, porque está basada en el robo de una parte del trabajo ajeno. La única libertad que tenemos los trabajadores es la de morirnos de hambre. Somos los esclavos modernos. Algo más: nosotros no peleamos por esta “democracia”, peleamos por el poder para hacer el Socialismo, aunque haya arrepentidos que digan lo contrario.

Todo esto que aquí decimos no lo dicen los grandes medios, es más, no lo dirán nunca. Y no se trata de más o menos “funcionamiento de neuronas”, de ser más o menos inteligentes o de títulos universitarios. Se trata simplemente de nuestra posición de clase. Se trata de mujeres y hombres proletarios, trabajadores, inteligentes y decididos a pelear por sus intereses inmediatos e históricos, y para nada somos “terribles”, aunque ser “izquierda terrible” es un  avance porque, hasta ayer nomás, nos decían la “izquierda paleolítica”…

No hay que tener funcionando a pleno ni siquiera una sola neurona para comprender la nefasta mentira de que pese a la “crisis europea” los bonos se están vendiendo “bien”. Toda la burguesía europea está al borde del pánico, no sólo por la inercia de la crisis, sino por las movilizaciones del proletariado y el pueblo griego que se opone y opondrá con muchísima más virulencia a las medidas de ajuste. Movilizaciones que ya se extienden a España y se expandirán a Italia y Portugal, hasta poner en jaque a toda Europa y al mundo. Es mentira lo que dice el Ministro de Economía y, aunque fuera verdad, los papelitos que reciban por los bonos no valen ni el papel en que están impresos los signos monetarios. Es llamativo que, mientras se sostiene que las reservas del Banco Central y el superávit fiscal pone al país en inmejorables condiciones frente a la crisis internacional, se trate de acudir al FMI. ¿Por qué…? Porque el rescate de los bonos es una condición impuesta por el FMI, que ya está funcionando en las oficinas del Ministerio de Economía, a pesar de que se dice que no le permitirían monitorear la economía del país.

Nada ha cambiado en esencia, sólo en las formas. Se dice una cosa y se hace lo contrario. Las razones por las cuales sostenemos que la política económica es la continuidad de las políticas de la Dictadura Militar, más precisamente la economía de Martínez de Hoz, siguen en plena vigencia. El gasto del Estado está apuntado a mejorar la infraestructura en función de la producción ya establecida y no en función de lo que nos quieren hacer creer, una supuesta industrialización. Industrializar en el imperio del capital financiero es, por lo menos, un contrasentido y en realidad, una monstruosa mentira. Hacen inversiones a mediano y largo plazo, cuando el capital financiero está hundiendo países enteros por su carácter parasitario en su afanosa búsqueda de grandes ganancias a corto plazo sin arriesgar nada. Es muy poco serio lo que se está planteando. Un proyecto de industrialización requiere desarrollar la infraestructura de salud y educación. O somos ciegos o, en realidad, no hay ningún indicio que manifieste que ése sea el rumbo. Los hospitales públicos dan lástima, su personal con sueldos miserables hace malabarismos. Están totalmente desfinanciados y sin insumos. La educación marcha por el mismo andarivel, con docentes parados porque están mal pagos. Los Estados Provinciales están al borde de la cesación de pagos, aunque se diga que la Nación los va a ayudar. En fin, lo que está pasando, debemos convenir, es la expresión de la decadencia burguesa.

En otro orden de cosas, debemos decir que las complicidades nacidas de cosas que se ocultan, son tan grandes y están tan entretejidas que parece que paralizan a los tres poderes del Estado burgués. Un caso manifiesto es la relación del Estado con la Iglesia. El Cardenal Bergoglio está implicado en crímenes de lesa humanidad, como lo estuvo el ex nuncio apostólico Pío Laghi, quien está en el Vaticano gozando de una flagrante impunidad. Bergoglio también goza de impunidad, como el pedófilo Obispo de Santa Fe Storni o el otro pedófilo, el cura Grassi. Pero los “dirigentes” políticos hablan de “libertad de culto”. Si hubiera tal “libertad”, el Estado no debería subsidiar a ninguna religión y hombres o mujeres de cualquier culto deberían poder acceder a todos los cargos del Estado e incluso a sus Fuerzas Armadas. Eso no sucede, por lo tanto no existe tal libertad de culto, como no existe libertad sindical, libertad de género, etc.

Las paritarias no se han definido aún, muchos sindicatos no han llegado a ningún acuerdo. La presión desde las bases no está permitiendo que la dirigencia corrupta pueda hacer pie. Los márgenes de maniobras se han achicado y tienen que enfrentar a los mentirosos e interesados índices de inflación que determinan los organismos oficiales. Las patronales están en problemas porque calculan un mayor índice de inflación que el del Estado, pero quieren recortar los aumentos al compás de los índices oficiales. Estas maniobras están respaldadas por el Ministerio de Trabajo, dejando claro qué intereses defiende y cuál es el papel del Estado burgués. La cuestión es mantener la tasa de ganancia de los patrones, cueste lo que cueste.

Cuando la burguesía y su Estado no pueden o no quieren conceder en un aspecto, conceden en otros aspectos o crean la ficción de que “todos” vivimos en el mejor de los mundos, montando “súper espectáculos” patrioteros, conciertos, reinauguraciones, reivindicaciones de hombres que pelearon contra la burguesía en defensa de los pobres, como el Padre Carlos Mugica. Vuelven a inaugurar cosas que ya fueron inauguradas, aunque sea un símbolo de la corrupción como es IBM en nuestro país, haciendo la “vista gorda” a las ilegalidades que esta empresa comete contra sus trabajadores. En este contexto debemos inscribir el mega espectáculo del bicentenario. La clase obrera debe recordar los muertos y los atropellos de los que no habla la burguesía, atropellos y muertos que soportó en el centenario. Al margen de la retorcida historia oficial, el bicentenario es la conmemoración de la burguesía que poco y nada tiene que ver con la historia del proletariado.

Los derechos humanos, más precisamente, los “juicios de la memoria” también debemos entenderlos desde este punto de vista, más aún, también debemos verlos como una imperiosa necesidad de realizarlos para evitar la extradición de los genocidas a los países que los reclamaban al derogar ese engendro jurídico que se llamó “Decreto de Extraterritorialidad”, que violaba todos los acuerdos internacionales firmados por el país. Al ser derogado, los genocidas quedaban expuestos a la extradición y, para evitarla, el Estado argentino debió comprometerse a juzgarlos. Lamentamos que haya tantos ingenuos que creen en la voluntad política del gobierno para llevar adelante los juicios y no ven, no quieren ver o se conforman con estas fantochadas y no advierten que la justicia que llega tarde no es justicia, frase que no tiene nada de revolucionaria, sino que es una frase de la propia burguesía. Se está juzgando y condenando a genocidas que ya gozaron con impunidad sus “años mozos”. Para colmo, no los mandan a morir en las cárceles donde murieron, enloquecieron y perdieron a sus familiares nuestros compañeros. No, van a cárceles especiales, con todo lujo o a “prisiones domiciliarias”... Son delincuentes comunes y merecen ser tratados como tales.

No existen derechos humanos para los trabajadores, cuando se les niegan salarios decentes; para los desocupados, cuando se les niega el derecho al trabajo; para los sin techo, cuando se les niega el derecho a la vivienda; para los envenenados por la minas a cielo abierto, cuando se les niega el derecho a la salud y la vida; para los niños, cuando mueren de enfermedades curables y de hambre; para los jóvenes, cuando son víctimas de las políticas de Estado, gatillo fácil y drogas. Ésta es la democracia de la Señora Presidenta, la única que tiene sus neuronas funcionando inteligentemente. Porque no confiamos en esta democracia burguesa es que confiamos en nuestros hermanos del proletariado. Confiamos en que sus luchas los harán avanzar en conciencia y organización y, cuando eso ocurra -que inevitablemente sucederá-, volveremos a repetir que queremos TOMAR EL PODER Y HACER LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA.

 

Amanda Cánepa