Partido Revolucionario de los Trabajadores
Por la Revolución Obrera, Latinoamericana y Socialista "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución" (Ernesto Guevara)

Imprime esta página - Tamaño de texto + / - Editorial - Enero / Marzo 2009

EDITORIAL

Dar comienzo a un análisis sobre la situación en nuestro país que no sea repetitivo, pero que tampoco se asemeje a esos “análisis” a los que nos tienen acostumbrados los escribas y periodistas de la decadente y travestida burguesía “nacional” e internacional que anidan en nuestro país -que más que análisis se asemejan a virulentas chupadas de medias- es, por lo menos, un desafío.

Pululan los mercenarios de las letras y la “comunicación”, que más que comunicación se parece a incomunicación por lo retorcido, lo mentiroso y porque no tienen la más mínima vergüenza. Hacer nombres sería un ocioso ejercicio y tendríamos que llenar más de una carilla... Estos mercenarios repetían hasta el cansancio, una y otra vez, la necesidad de “humanizar el capital” y que sólo era una crisis del “modelo”. Ayer, negaban la existencia de la crisis del capitalismo tal como negaban los crímenes de la dictadura... Hoy, saturan los medios escritos, orales y visuales con la existencia de lo que ayer negaban: la crisis internacional. Continúan batiendo el parche de la “inseguridad” hasta el hartazgo, pero esconden las causas de tal fenómeno y se hacen eco (aparentando estar en desacuerdo) de lo dicho quien ellos caracterizan como una “gran diva” y le dan status de gran importancia. LAMENTABLE. Horas de pantalla para los dichos de un técnico sobre otro al cual catalogan de ídolo. MAS LAMENTABLE AÚN. Pero… ése es el nivel del periodismo, de las comunicaciones y de los análisis. Todavía, como si fueran pocas los mediocres y los obsecuentes, más lamentables son los analistas políticos y mucho más los que “analizan” la economía...

Les falta una posición de clase. Son desclasados.

El vendaval de la crisis económica mundial, más precisamente la crisis de la burguesía financiera imperialista, azota con fuerza inusitada el territorio de todos los países periféricos, aunque todavía no se manifiestan con verdadera crudeza los efectos devastadores que trae consigo. Algunos sostienen que la burguesía se va a unir para enfrentar los efectos de la crisis. Esta aseveración nos parece aventurada y fuera de la realidad histórica como también de la realidad actual.

Debemos partir de cómo actuaron en la década 1930-1940, sin obviar la división de la oligarquía ganadera entre criadores e invernadores y sus relaciones comerciales con el imperialismo de turno. La más rancia oligarquía agroganadera es el sector de la burguesía que más claros tiene sus intereses. Por eso fue capaz de sobrevivir e imponer a TODOS los gobiernos su impronta y, cuando no lo pudo hacer “por las buenas”, lo hizo con su partido: EL PARTIDO MILITAR. Así inició con Federico Pinedo el plan de “sustitución de importaciones”, allá por el ’32; así firmó el Tratado Roca- Runciman; para mantener en secreto sus sucios negociados asesinó al Senador Bordabehere en el intento de asesinar al Senador Lisandro de La Torre. Antes había derrocado a Don Hipólito Irigoyen. Fue y es, bajo otras formas, el más firme socio del imperialismo de turno. Es la hacedora de TODOS los golpes militares y la traba más portentosa para cualquier intento de desarrollar el país de forma independiente. Por eso, hablar de UNIDAD DE LA BURGUESÍA, cuando menos, es un auto engaño.

Hoy, dueña de las extensas y mejores tierras del país y devenida en burguesía financiera, es el sector hegemónico de la burguesía argentina. Esta hegemonía, que desde que Argentina se convirtió en Nación -más precisamente, desde que desplazó a la burguesía comercial portuaria, entrelazando sus intereses con el sector desplazado-, nunca fue puesta en peligro por ninguna facción de la burguesía, ni siquiera durante los primeros gobiernos peronistas. Es más, el desarrollo industrial limitado y deformado le fue funcional a sus intereses. Para ampliar y consolidar su hegemonía no trepida en aplicar ningún método, aún los más sanguinarios: liquidó y sembró el terror entre los activistas sindicales, políticos y sociales a partir de 1973. Primero, con las tres A, organizadas y comandadas por Perón; luego, con el Partido Militar dueño del aparato del Estado. Es el sector más lúcido de la burguesía. Sabía y sabe que ninguna facción de su clase puede encabezar -y mucho menos dirigir- un proceso de desarrollo capitalista independiente... Ninguno tiene la fuerza (por sí mismo) para forzar ni siquiera la revolución democrático burguesa en el campo. El peronismo amagó, pero no quiso ni pudo hacerlo porque su enemigo no era esa facción de la burguesía, sino el proletariado. El peligro no era la revolución democrático burguesa, era el comunismo... Ése es el punto en el que esencialmente coinciden, como pertenecientes a la misma clase, la dirigencia política del peronismo y la vieja y nueva burguesía campesinofinanciera. Todos los “enfrentamientos” que aparecen son de FORMAS, nada esencial. El real, el verdadero, el esencial enfrentamiento es con los intereses del proletariado. Y esta burguesía sabe que más tarde o más temprano tendrá que medir fuerza con el proletariado y sus aliados. Sabe que la propiedad privada de la tierra será borrada de la faz de la tierra. Los otros sectores de la burguesía también lo saben.

Con los gobiernos “democráticos” que se sucedieron después de 1983, lejos de perder esa hegemonía, la consolidó. Los “blanqueos de capitales”, las “estatizaciones de sus deudas externas”, su invariable tendencia a evadir impuestos (nunca castigados, siempre premiadas con las medidas estatales), demuestran hasta dónde llegan sus impunidades. Y los charlatanes, autodenominados “periodistas” ayudan planteando “la lucha del campo”. Nunca dirán “los dueños de los campos” o, los patrones del campo y mucho menos la oligarquía y su claque. ¿Que culpa tiene la tierra, en lo que hacen sus dueños? Dijimos que la vieja y nueva oligarquía campesino- financiera, la gran burguesía campesina, los latifundistas, la aristocracia de la bosta -como la tildara Sarmiento- no está midiendo fuerzas con un gobierno que no puede ni siquiera pellizcarle una pizca sus intereses. Está midiendo fuerzas, tratando de intimidar al proletariado y le está disputando los sectores que vacilan y vacilarán entre los dos: la pequeña burguesía urbana y rural. Repetimos: la enorme miopía, la inmensa impunidad frente a sus actos, los hizo rechazar la Resolución 125. En realidad, también lo dijimos, era beneficiosa para todos ellos, pero más aún, para quien detenta el poder: la Sociedad Rural. La estupidez y miopía de la Sociedad Rural Argentina (SRA) hizo que ahora peleen por lo que se les otorgaba sin pelea. No es muy simple ver lo que subyace, si no que lo digan los “iluminados” de Vilma Ripoll y de Otto Vargas que les sirvieron de claque a quienes ensangrentaron y ensangrentarán al país nuevamente con sangre del proletariado argentino.

¿En qué andan los oligarcas terratenientes financistas y sus claques...? Tratando de aumentar en cantidad sus claques, porque ellos saben y están convencidos de que es lo que tienen que hacer. A nadie puede ni debe caberle ninguna duda. Ya lo dijimos: que hayan salido a las rutas, como el más plebeyo piquetero, no es un signo de fuerza, es un signo de debilidad. Que peleen por algo que ya tenían, pero que rechazaron, es una paradoja. ¿Qué subyace? ¿En qué consiste su debilidad? Creemos que la victoria que lograron con el terrorismo de estado ha sido una victoria a “lo Pirro”. No le quedaron reservas para otra batalla en la guerra de clases. Si bien el proletariado fue derrotado, seguramente recompondrá sus fuerzas, pero a la burguesía le será un tanto más difícil recomponer el Partido Militar.

Tiene que recomponer la confianza que tuvieron en ella los sectores que tienen intereses contradictorios y excluyentes, que sólo siguen sus propias estupideces ante la ausencia de las masas movilizadas y la carencia de una política de unidad que solamente puede crecer al calor de esas movilizaciones. Esa recomposición de la confianza en ellas es el objetivo no confesado de las SRA, CRA, CARBAP. Sería lamentable si las Federaciones Agrarias también persiguieran lo mismo porque implotarían. Los tres primeros, a pesar de sus diferencias, buscan “resucitar” el viejo Partido Conservador junto con sectores desprendidos del PJ y de la UCR, tales como Duhalde, Felipe Solá, Cleto Cobos y otros personajes de similares cataduras, con el apoyo intelectual de los fascistas Massot, el rabino Bergman, Noguera -que fuera el publicista “estrella” de Cavallo, Menem, y López Murphy-. La burguesía en crisis siempre vuelve a los caminos ya transitados y a los símbolos ya usados: es incapaz de crear cosas nuevas porque su base material no tiene vigencia histórica: están muertas, ya no son necesarias y están maduras para el cambio.

Otro ocho de marzo ha pasado y el proletariado no ha reivindicado el Día de la Mujer Proletaria... Otra fecha que nos fue arrebatada y transformada en una reivindicación de género y vaciada de contenido de clase. Porque hay mujeres proletarias y mujeres burguesas y no debemos ni podemos confundir a una viuda Herrera de Noble, una Amalia Fortabat, una Hillary Clinton o una Carla de Sarkozi, con las humildes amas de casa, las obreras de fábricas, las trabajadoras, nuestras compañeras.

También se aproxima el 24 de marzo... 33 años del día del golpe más sanguinario de nuestra patria...

Los índices de mortandad infantil son tabú del que no se hace mención; el hambre y la miseria se esconden bajo mentirosas estadísticas; la desocupación se enseñorea mientras el gobierno de la burguesía financiera afirma que baja; Julio López sigue desaparecido por segunda vez... Los planes económicos continúan siendo la prolongación del plan económico de la dictadura militar y Martinez de Hoz, Sigaut, Krieger Vasena, Domingo Cavallo, Machinea, Duhalde, Menem, De la Rúa y todos los ladrones y asesinos siguen en libertad, mientras tanton cinco obreros de Las Heras estuvieron presos durante tres años y hay cinco mil procesados por protestar contra las injusticias... ¡Y este gobierno se llama, a sí mismo, el gobierno de los “derechos humanos”! Videla, Massera y tantos otros en cárceles de lujo; se mantienen relaciones diplomáticas con los que perpetran genocidio contra el pueblo Palestino; en fin, nada ha cambiado en esencia, sólo algunas formas. La corrupción forma parte de las instituciones; se otorgan créditos, que no benefician a los jubilados, con el dinero de los jubilados para beneficiar y premiar a grandes empresarios salvándolos de pérdidas...

Nuestro futuro inmediato nos encontrará enfrentando más ajustes y más tarifazos.

La tormenta se aproxima y nos dicen -nos quieren hacer creer- que estamos “blindados”, “cubiertos”... ¿Qué debemos esperar los proletarios...? Tarifazos como los que se firmaron en octubre de 2008 y se aplicaron en enero de 2009. Ante la protesta por los aumentos y mientras las empresas proveedoras de servicios eran fielmente custodiadas por la gendarmería, los plumíferos, “comunicadores”, “analistas” y periodistas, no trataron estas medidas como noticias importantes en casi ningún medio. En los diarios fueron a parar a las páginas secundarias y en la televisión fueron sólo menciones minúsculas mientras continuaban, en primer plano, las noticias de la “inseguridad”. Por lo tanto, y como estamos acostumbrados, las variables de ajustes para la patronal serán nuestros salarios y puestos de trabajo. Ajustarán nuestros cinturones, pero no los suyos. Ya vemos lo que ocurre con los docentes: los acusan de tomar de rehenes a nuestros hijos, pero no revisan los planes del gobierno. Los “campeones de la democracia” (el periodismo en general), se comportan como enanos fascistas, acicateando para que se les niegue el Derecho de Huelga a los maestros y profesores hoy. Mañana lo harán con todos nosotros...

La confusión es tan, pero tan grande… que nos lleva a pensar ¿será confusión...? Y nadie está exento. Cuesta creer que militantes con experiencia sostengan consignas como “que la crisis la paguen los capitalistas”. Capitalistas, en plural, significa creer que hay más de un sistema capitalista. Porque capitalismo es un sistema y capitalista sería describir lo que convive dentro de ese sistema. Los que conviven dentro del sistema capitalista y lo conforman como una unidad de contrarios son las dos clases fundamentales: burguesía y proletariado. Siguiendo la línea de pensamiento de la consigna, deberíamos concluir que la crisis la paguemos todos. Que no estaría mal si no fuera que es muy injusto... Y, como decían las abuelas, el hilo se corta por lo más delgado. Lo más delgado en el sistema capitalista es el proletariado porque el PODER lo tiene la burguesía. Creemos que no es justo que la paguemos nosotros. ¡Que la paguen los burgueses!

El 24 de marzo marcharemos, como todos los 24 de marzo, con todo nuestro entusiasmo militante y respeto hacia todos los compañeros que nos antecedieron.

Otro tema peliagudo que se ha planteado desde hace unos días: el adelanto de las elecciones. Creemos que deberíamos enmarcarla en la inminencia de un desenlace de la crisis capitalista. Nos parece que el gobierno de la burguesía financiera nativa está mirando un poco más lejos que los miopes y… en el país de los ciegos….el tuerto es rey. Pretende lograr algo imposible en una misión imposible: unir a toda la burguesía para enfrentar las futuras movilizaciones de las masas. Es una misión imposible por mucha razones, pero fundamentalmente porque la burguesía es anárquica y tratará de salvarse a través del reino del “sálvese quien pueda”, no va a resignar nada de sus ganancias y privilegios y en eso radica SU GRAN DEBILIDAD. Todo está sujeto al desarrollo de la lucha de clases. Lo seguro es que las condiciones de vida y existencia empeorarán rápidamente y ninguna clase se suicida, EL PROLETARIADO TAMPOCO.

Debemos estar muy atentos para intervenir, siempre sin aparatear, sin poner siglas por delante, siempre garantizando que todos hablen y sean escuchados. Debemos evitar soluciones que no provengan de los trabajadores y que sean aquellas que ellos mismos estén dispuestos a encarar. Debemos estar siempre dispuestos a ir hasta donde todos vayan y un poco más allá. No creemos que sean batallas decisivas, pero debemos garantizar que no se pierdan. De esta manera estaremos en mejores condiciones para las próximas...

24 de marzo del 2009.

Carlos Ponce de León