El gobierno militar instalado desde 1966, estaba empeñado en desarrollar el proyecto de los monopolios transnacionales, con una política represiva de tal embergadura que cerraba toda posibilidad de actuación legal: había disuelto los partidos políticos, golpeado a intelectuales y estudiantes, a los sectores campesinos y a la clase obrera. Se vivía en el país una dictadura militar presidida por el Teniente General Onganía, que había dispuesto la intervención de las provincias, la disolución del Congreso Nacional y de las legislaturas provinciales. Comenzaba a implementarse el plan de integración de los más poderosos monopolios del país a la oligarquía financiera internacional, utilizando los poderes del estado para desbaratar la resistencia de los trabajadores y de los sectores interesados en garantizar el desarrollo nacional.

    En este marco fue donde se desarrolló el II Congreso del PRT, en cuyos debates internos se enfrentarían el sector de Nahuel Moreno y el que perfilaba Mario Roberto Santucho. Estas diferencias se acentuarían en el III Congreso del PRT y harían eclosión en el IV Congreso del partido.

    Una importante resolución a destacar en el II Congreso, fue el rechazo a la política de entrismo en el peronismo propugnada por el sector de Nahuel Moreno, quien era Secretario General en ese momento.